viernes, 26 de junio de 2009

patio

tinta garabato
mi planeta
es de arena

aire enredadera
miseria
de orfanato

este minuto es de piedra
patio de mi casa antigua
el mismo airecito
en la temporada de hospicio

banquito
de yute
piel de limonero

hijos somos
de un sol
embalsamado

miércoles, 15 de abril de 2009

Con este poema obtuve el primer premio en el "V Certamen Nacional de Poesía y Narrativa". Formó parte de una antología llamada "Tierra que palpita". Gracias a este trabajo publicaron mi primer libro de poesía
"1500 fuegos y una madrugada en llamas"

acertaciones

I
la maldita premonición
de celebrar el final del laberinto
pregonar sin titubeos la muerte
de la estrella
el último abanico emplumado
en el crepuscular exacto de
aquel beso

experimentar el hálito fresco
aquella bocanada de vida
que vimos en esa película
al percibir al trasluz
ese tapiz
perderse en el embrujado
enhebrado del presentimiento
en flor mayúsculo

anunciándose marchita
y acertando el fétido olor
del adiós
de la despedida


II
en el hondo tejido de mi afecto
se halla resuelto el enigma azul
que me acompaña desde el nacimiento
hasta que todo termine
marcando la hora
sobornando arenas engranajes agujas
manos de viejo
al término de cada juego
adivino los tantos
y me cierran

el tablero de tus recuerdos
lo soñé al primer segundo
cuando subí al faro del ojo
ciego que guía a los navegantes
en círculo eterno
de piel en invierno
soñando el amarillo
liberando gritos de hielo
cuando el cono de soledad que los acompaña
se apiada de sus almas y le abre un pedazo
de cielo para que vaguen sin
permiso de dios
y de algún que otro santo remedio

mientras
preparan la cena de los perdedores
de ilusiones que cuelgan con palitos
en la soga que usan en el cuello
los cisnes que celan
su libertad desde que el tiempo
es tiempo y es lo mismo que ahora
epílogo de nada en el paisaje sonoro
del gris cielo mío
grieta desconocida del amor
la misma que se ofrece
a retazos
tan previsible como tormenta

III
mi pañuelo es de adivinos

es el regalo
de dios que dejó a los que me acunaron
cuando chico me llevaron a recorrer
el valle de los insomnes
esos que conocen los secretos del mundo
como nadie
pues llevan el orificio del vientre
siempre atento
y abierto a la noche y su prédica en
fauces sin sueños
fabricando conjuros de vidrios por pedacitos
que tiemblen al menor parpadeo
y alumbren criaturas de arena
de lunas de tiempo

cuando la voz torna en eclipse
nada conmueve al gigante
y todo es de los hombres subterráneos

le otorgan un nombre al agua
rozan el césped parpadeando el sol
y siembran semillas huracanadas
y al saberse derrotados aguardan
la penumbra

todo cuanto declaro
enseñaron los dueños de
las montañas de piedra
sacrificio tras sacrificio
hicieron de mí
este esqueleto transparente
fuente de todo misterio sin fondo
misma profundidad a flor de piel
con la que esperan parir
criaturas sin espejos
que cumplan funciones
de centinela
presagiando tormentas
traiciones
infanticidios
convulsiones
sarcasmos
un par de delicadezas
con las que se alimenta
de forma voraz una
periferia de violentos ojos


IV
un juego con
nueces simulando una mirada
para el búho guía de los bosques de piedra
movedizas y eternas

el tiempo era
un tiempo de terror

las tres manos del mago
indican con su índice bífido
los caminos mellizos
que infinitamente
recorren los olvidados de brújula
escondidos a tiempo
del secuestro arrasador
de puentes y corazones
imponiendo tarifa
de sufrimiento
y destierro
llevando sus colgantes
cual medallones de harina
arriados en mi aliento
de no-da-más
cautivo de derrapes
rehén contra las cuerdas
murmurando a dos voces
la triste noticia del mundo
es que existe eso y eso otro
también existe


V
la luna dividió todo cuando
reinaron sapos de oro plata y zafiro
desde sus cunas rancias de poder
silbando la canción natural
que al mismo tiempo
se escucha desde todas las calles
en horas distintas
con invitados de turno
en trajes de verde inspiración
aunque la canción sea triste y distante
la vibran alegre
y de una sola vez la aprenden
así la enseñan y la celebra el claque

en partituras vejadas de humanidad
junto a la vidriera enrostrada en la
carita de castigo de algún
chico que fue recordándola
a distancia aunque vuelva
a abrirse
la herida seca
partiéndole en dos de una sola puñalada
la tristeza madura

bailan alrededor de
esa canción
siguen bailando aunque ya no suene
o bien no haya sonado nunca
y todos la canten de memoria
esa canción de textura
tan nuestra


VI
en aquella fiesta todos jugaron
a ser reyes
hubieron cuples de polvos aromáticos
y encierros a orquesta plena
ninfas sibaríticas bailando
al son de obuses nucleares
despanzurrados
en sus charcos
narcóticos de semen de sudor

suena así desde el génesis
al momento que el gran pájaro
de fuego se inmoló
abrió las puertas
a tiempo y al derretirse
fue la bendición y la condena

satrapias de corazones
ungidos en el desencuentro
para que celebre
el infinito su obra insaciable
su gloria
su perdición

condenado a vestir por años su figura
trágica como ridícula
sin ella es una canción de cuna en el desierto
engendrada a su imagen
para vomitarlo
escupirlo en trozos de miradas sin fin
voces atrapadas sin madres
gestos huérfanos de misericordia.